En tanto que todos somos consumidores y todos somos usuarios, la consecuencia lógica es que todo imperiosamente debe –debería– estar diseñado. En la medida que nuestro entorno se encuentre diseñado y no solo lo vinculado al componente estético quedará satisfecho, sino que el confort y la función resultarán acordes para quien se enfrente a un medio idóneo en donde el diseño cumplirá una función substancial...
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Colabora en esta edición: Miguel Ángel Padriñán
Portada: Eduardo A. Álvarez del CastilloDescárgalo aquí
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