
Los números, sin duda, son la muestra de la capacidad de abstracción del ser humano, la evidencia de las más intrincadas posibilidades que los pensadores han conseguido plasmar para representar con precisión múltiples manifestaciones del intelecto. La expresión de información a través de los números es inherente al ser humano, pues desde que se asentó en comunidades se presentó la necesidad de registrar y detallar sus bienes e intercambios.
Incipientes formas para contar fueron guijarros, nudos, muescas sobre diversas superficies, entre otras. Los primeros números conocidos datan aproximadamente del 3400 a.C. y surgieron en la zona del Mediterráneo y Medio Oriente: Egipto, Creta, Mesopotamia y Grecia. Más adelante los romanos ejercieron su influencia durante las largas centurias que su dominio estuvo en boga.
Sin duda, contar y registrar son actividades imprescindibles, esto se demuestra fehacientemente en el transcurso de la historia.
Por lo tanto, para iniciar la cuenta de un nuevo ciclo, en esta entrega “El corondel” destina sus páginas para revisar a los números, formas esenciales en el desarrollo de las civilizaciones.
Los editores.¶