
Por tanto, lo honesto será aceptar, que el diseño no tiene secretos, y que la única fórmula está basada tanto en detectar las necesidades que el cliente expresa, como en la observación a conciencia del entorno.
Una vez exploradas las opciones, resultará indispensable, articular una argumentación en términos contundentes, acerca de lo eficaz que resulta la propuesta del diseñador. Una solución hecha como un traje a la medida, sin el menor asomo de imposición de algún gusto personal sobre los requerimientos del cliente o usuario final.
los Editores ¶
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