Por Sofía Tenorio
El símbolo de la sede de juegos olímpicos Barcelona ‘92 debía cumplir tres funciones comunicativas: ser de carácter cultural, otorgar a Barcelona una identidad y línea estética determinantes que permitiera unificar los múltiples mensajes y elementos propios de la organización los juegos, también debía permitir un proceso comercial, es decir la venta de derechos de la imagen olímpica.
El diseño ganador fue el de Josep María Trias, debido a que asumió las connotaciones propias de la cultura mediterránea, reconocidas a través de la pintura, en especial la de Miró, de ahí a que su estilo asemeja al del reconocido artista. El logotipo aporta a la historia del grafismo olímpico el empleo del trazado manual y la representación de la figura humana dinámica bajo una actitud de saltar un obstáculo, que consiste en los cinco anillos olímpicos, los trazos fueron líneas simples, es gestual, y reduce la figura humana a sus partes más esenciales. La cabeza representa el color azul del mar mediterráneo, los brazos el color amarillo del sol abierto de par en par como un símbolo de hospitalidad y las piernas a un rojo vivo que hace referencia a uno de los colores tradicionales de España. El título “Barcelona'92”, se encuentra al pie del cartel con una tipografía romana clásica. Cabe mencionar que se realizaron otros tres carteles oficiales realizados por Javier Mariscal, Enric Satué y cada uno de los cuatro carteles oficiales fueron realizados por Josep M. Trias, Javier Mariscal, Enric Satué y Antoni Tàpies.
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